i te gusta la moda y las últimas tendencias, seguro que has oído hablar o incluso has tenido la tentación de comprar algún producto de Shein. Con vestidos que cuestan alrededor de 6€ y pares de zapatillas que cuestan 10€, el comercio electrónico chino ha suscitado dudas sobre las condiciones de su mano de obra y su producción.
En varias redes sociales, influencers y creadores de contenido publican sus compras en el retailer, evaluando la calidad y la rentabilidad de los productos de la marca y ensalzando el hecho de que Shein ofrezca productos en diferentes tallas sin cuestionar qué tan viable es la producción de ropa a ese precio y las condiciones laborales de las fábricas para pagar por piezas tan baratas.
Acerca de la empresa
Shein es una marca china que existe desde 2008, pero que se hizo viral desde hace unos años, cuando fue inteligente al captar las tendencias de la Generación Z y reproducirlas en trajes muy baratos combinados con una buena presencia en las redes sociales.
La marca ha invertido mucho en marketing de influencia y su presencia en las redes sociales es enorme, se ha asociado con grandes nombres como Katy Perry y Hailey Bieber, ha abierto pop-ups en Inglaterra y Estados Unidos y, aun así, sigue vendiendo los conjuntos a precios muy bajos.
Según la marca, se lanzan 500 prendas nuevas al día. La explicación que se da en el sitio es que prueban un producto con una tirada de solo 50 a 100 piezas y, si ven que la tendencia ha calado, empiezan a producirlo en masa.
Las acusaciones
La agencia internacional de noticias Reuters investigó la verdad que hay detrás de las declaraciones oficiales disponibles en la página de Responsabilidad Social del sitio web de la empresa, que afirma tener buenas condiciones de trabajo y no relacionarse con el trabajo esclavo o infantil. Sin embargo, según un estudio de Reuters, esta información podría no ser del todo cierta.
Cuando la periodista Victoria Waldersee se puso en contacto con ella, la marca se negó a revelar sus ingresos anuales. En varios países, las marcas con ingresos superiores a 36 millones de libras están obligadas por ley a presentar una serie de datos sobre las condiciones de trabajo en sus fábricas. Los analistas estiman que los ingresos de Shein rondan los 5.000 millones de libras anuales, con un valor de mercado estimado en 15.000 millones de libras.
El sitio web de Reuters también afirma que no pudo acceder a ninguna de las fábricas utilizadas por Shein ni a los salarios pagados por la empresa a sus empleados.
Sabemos que la moda rápida no hace nada para evitar las lagunas en las leyes laborales de varios países, pero incluso los principales rivales de la marca, como H&M, Asos, Boohoo y Zara, publican hoy en día informes con diversos datos de transparencia. En el caso de H&M e Inditex, estos datos incluyen incluso direcciones y nombres específicos de las fábricas que las marcas utilizan.
Además, la marca es acusada a menudo de plagio por varios pequeños creativos y diseñadores. En el caso más reciente, la diseñadora Bailey Prado acusa al minorista chino de copiar más de 40 de sus conjuntos de ganchillo; la marca retiró de la circulación 10 de estas piezas y mantuvo el resto a la venta.
Curiosamente, la marca anunció recientemente el proyecto Shein X, un reality-show/incubadora de nuevos talentos, creado para descubrir nuevos talentos de la moda para vender sus piezas en Shein. El proyecto cuenta con personalidades como Christian Siriano y Khloé Kardashian como portavoces y jueces y nace en medio de una serie de polémicas en torno al supuesto apoyo de Shein y estas personalidades a los nuevos diseñadores mientras la marca sufre acusaciones de plagio por parte de varios creadores.
Casos como éste plantean la cuestión de hasta cuándo la gente hará la vista gorda ante condiciones de trabajo análogas a la esclavitud y el trabajo infantil para tener siempre ropa nueva y bonita a bajo precio. Es importante recordar que si el consumidor no está pagando el verdadero precio de una prenda, es porque alguien, en otro lugar - posiblemente en el otro lado del mundo - lo está haciendo. También es importante reforzar la necesidad de una legislación que exija a las marcas ser más transparentes e investigar las condiciones de sus fábricas y empleados.